Nuestra oración de la mañana del pasado jueves la dedicado a la Virgen Inmaculada. En ella encontramos una historia de sencillez, en la que Dios actúa y la convierte en una gran historia, la de la salvación.
Dios se metió de lleno en nuestra Historia y la transformó por entero; Dios se metió en la historia sencilla de María y ella, con su “hágase”, se convirtió en Madre de Cristo y de todos y cada uno de nosotros.
Hoy nos pide una respuesta a esa llamada, que sea “Hágase”
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